Cada vez que te escribía tu respuesta era presta, atenta, llena de sentimiento.
Me acostumbraste a oír tu sonrisa en el viento, a ver tu rostro en cada flor, a sentir tu perfume a cada momento.
Verte en cada uno de mis días comenzó a ser costumbre o al menos así lo creía hasta que descubrí que no era costumbre, que era necesidad de ti.
Me dí cuenta que sin ti el sol no brilla igual, que las nubes todas son grises, que la lluvia moja pero no canta tu nombre, que la flor, por mas bella que sea, no inspira nada porque de tu rostro no va acompañada.
Me enteré que la más bella letra de una canción no lleva ningún sentimiento si al escucharla no es en ti en quien pienso.
Me enteré que el día parece tener más horas sin tu presencia y que en la noche el sueño brilla por su ausencia.
Me dí cuenta que sin ti la vida poco tiene sentido.
Y sólo porque no respondiste un mensaje, me dí cuenta que no era costumbre el querer saber de ti y de lo que hacías estar enterado, ese día me dí cuenta que de ti estaba profundamente enamorado.
29 Junio 2020
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| 29 Junio 2020 Ese día me enteré |
