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Nuevamente en mi sueño

Una vez más te apoderas de mi sueño. Una vez más te encuentro en el portal de mi mente y comienzas a apoderarte lentamente de mis ideas por la noche.
Te miro fresca, radiante, disfrutando una ligera brisa que apenas mueve el faldón de tu vestido.
Como siempre, vamos caminando y hay flores, muchas flores de mil colores.
Tú disfrutas y sonríes siempre que caminamos por ese campo.
Empezamos a sentir unas leves gotas que caen sobre nuestros hombros y que en poco se vuelven mas tupidas.
Tu sonrisa se vuelve mayor pues te encanta. Empezamos a caminar por ese sendero que siempre recorremos, te quitas los zapatos pues te encanta sentir la tierra húmeda bajo tus pies y hasta parece que quisieras encajar tu pie en el piso húmedo. De repente sales del camino y abriendo tus brazos miras al cielo y sientes en pleno la lluvia caer sobre tu rostro, tu cabello escurre y tu vestido todo mojado se ciñe a ti dejándome admirar tu perfecta figura.
Me tomas nuevamente de la mano y regresamos al sendero, solo que ahora hay un sin fin de charcos, pero es lo que menos importa, caminamos y brincamos sobre ellos, chacualeamos y pateamos el agua para mojarnos como si no estuviéramos los dos suficientemente empapados.
Seguimos nuestro camino y faltando unos cuantos metros para llegar a casa te detienes, das vuelta y miras hacia el horizonte, allá muy a lo lejos se puede mirar un rayo de sol, aunque sobre nosotros estén posadas las nubes negras soltando todo su llanto. Ese rayo de sol es un buen augurio, es cuestión de tiempo para que veamos algo maravilloso.
Entramos a la casa y nos quitamos la ropa mojada, nos secamos y nos enfundamos en una bata.
El café está listo y servimos una taza cada quien.
Sentados en un sillón, cuyo respaldo da hacia la ventana, das un sorbo a tu taza y clavas nuevamente la mirada al horizonte. Quedas de perfil hacia mí y te veo. Tu pelo cae desaliñado sobre tus hombros, un mechón cubre levemente uno de tus ojos, pestañeas suavemente y tu nariz toma aire. Tus labios sobresalen un poco porque no pueden ocultar su carnosidad, su suavidad, su delicia.
Das otro sorbo y al menear tu brazo, levemente dejas al descubierto un poco de tu piel, empiezo a adivinar la curva de uno de tus senos, precisamente ese en el que tienes el lunar que me vuelve loco.
La lluvia afuera se ha detenido y en tu rostro se vislumbra una sonrisa. El premio a tu paciencia ha llegado. Ese arco iris que llega después de la tormenta por fin apareció y tu sonrisa encantadora elimina la habitación. Me gusta demasiado verte sonreír, me fascina sentirte feliz.
Te sigo mirando y tu bata dejó al descubierto parte de tu muslo y si miro mas abajo tu tobillo se empieza a tornar gris. No te limpiaste bien y la tierra del lodo seco se empieza a notar en tu piel.
Necesitas un baño y...

Decide el final. Lo dejo en tus manos.

09 Marzo 2019  

09 Marzo 2019
09 Marzo 2019
Nuevamente en mi sueño

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