Cada vez que te miro, pienso en lo afortunado que he sido en conocerte, mujer sin igual.
La mujer que sabe tratar y dar su lugar a cada quien que se cruza en su camino.
Mujer que es férrea cuando se necesita pero que en su corazón sólo tiene bondad para repartir.
Mujer que en su afán por ayudar a quien lo necesita, muchas veces se olvida hasta de sus propias necesidades.
Mujer valerosa que enfrenta la vida y que sigue soñando a pesar de las desilusiones que esta le ha dado.
Mujer sensible que es capaz de llorar con el más mínimo detalle y alegrarse por la felicidad del prójimo.
Mujer justa, sencilla. Orgullosa de quien es y con mucha razón, porque mujer como tú muy pocas.
Hoy te digo mi bella dama gracias por permitirme conocerte y por permitirme ser parte de tu maravilloso mundo de amor y bondad.