Si te digo te quiero, tú sabes si te quedas callada.
Si pregunto si sientes lo mismo, tú sabrás si sonríes.
Si te lo pregunto mirándote a los ojos, tú sabes si miras a los míos.
Sobran las palabras cuando todo lo que se tiene que decir está en tus labios,
en tu boca, en tus ojos y en tus brazos.