Y es que, desde el día que te conocí fuiste para mi motivo de inspiración, motivo de ver la vida de distinta manera, motivo para abrir nuevamente los ojos y mirar el mundo a mi rededor, para notar su belleza y sentir que la vida regresaba a mi ser.
Eres el camino por el cual conocí un distinto tipo de amor, conocí lo que era la entrega y pasión a una causa, entendí una nueva parte del amor que por completo desconocía y entendí que amar no es poseer sino dejar en libertad.
Es difícil para mí explicar con palabras el hecho de cómo vives en mi corazón, cómo te apoderas de razón, cómo eres dueña de mi amor.
Porque estás aquí, en este órgano vital, el cual se acciona gracias a ti, del cual tú como dueña puedes acelerarlo o detenerlo a voluntad, tal vez sin quererlo, pero tu eres la única que vida le da.
Porque dueña eres de mi pensamiento y solo tuyo es mi deseo y pasión. Porque en mi mente las cosas se acomodan para que tu estés cómoda y seas todo el centro de mi atención. Porque de ti vivo pendiente y un día sin verte parecen cien años estando inerte. Porque aunque no lo quieras mi mundo entero eres tu.
Porque sé que no lo pediste pero en dueña te convertiste por completo de mi amor. Por que no dejaste espacio alguno para que alguien pudiera entrar y tu amor destronar. Porque las veinticuatro horas del día las dedico a amar a la hermosa mujer que un día las puertas de su alma me abrió y conocer me permitió a un bello y divino ser, llena de defectos y cualidades que la hacen auténtica y única, una mujer de belleza externa pero que aún mas grande es la belleza que por dentro lleva.
¿Cómo explicarte lo que siento?, si me dejas sin palabras tan sólo de pensar en tu bella sonrisa, en tu carita angelical, en el tacto suave, en tu bello pensar, en lo grande de tus sentimientos. Y no lo puedo negar, también me deja sin palabras tu figura sensacional, con las curvas perfectas que cada noche en ti me hacen soñar.
No lo sé, no sé como explicarte lo mucho que te amo y cómo mi vida entera a ti quiero dedicar.